Crisálida.

Sentimiento sustanciado de emociones, plasmadas en palabras, dichas en un susurro que brotan del fondo de mi Alma.

viernes, 13 de junio de 2008

Bajo un árbol de yvyraró. _Una experiencia casi mágica _



Bajo un árbol de yvyraró. (Madera amarga).


Viernes 23 de mayo, 2008. 16.45hs.

Es el último sitio, me decía. Sentada en un rústico banco de madera mirando fijamente en la lejanía; disfrutando de la sombra y la fresca, suave brisa que acariciaba mi rostro.
Sobre mi cabeza, unos pájaros miraban curiosos. El ulular de una sirena quebrantaba la paz del lugar.

Buscaba un lugar, un espacio, donde esperaba, deseaba hallarte y quizás, encontrarme.

Porque aunque haya escuchado de tu boca la confirmación de "pertenencia"…
Lo que siento es la total y absoluta dependencia de Ti, en todos los aspectos de mi vida.

Escudriñaba en mi corazón un pequeño rincón en donde no esté escrito tu nombre o una cicatriz de alguna herida…
Algo, alguien, otra persona que ocupara cierto espacio que no fueras Tú.
Una gota de sangre que llegue a mi corazón y me pertenezca, sea fiel y grite mi nombre. Que no fluya en función al deseo, la necesidad de Ti.
Aunque sea un mínimo rinconcito de mi vida que no tenga que ver contigo, tus recuerdos.
Una oquedad que no esté llena de Tú luz, tu sonrisa.
Alguna lágrima que no haya brotado invocado tu larga ausencia.
Una caricia, o un beso tuyo que no me haya hecho vibrar…

Se me acercó un anciano. Se sentó a mi lado, amablemente saludó y preguntó si necesitaba algo, una ayuda.
Lo miré larga, fijamente y mientras lo hacía pensé:
_ "Ojala fueras Dios"_
Agradecí su gesto amable, el ofrecimiento y respondí:
_"No, muchas gracias. Sólo estoy descansando. En lo que necesito usted no me puede ayudar"_.
…Y señalando una puerta a unos cuantos metros del lugar; Me respondió:
_"Si necesita algo, lo que sea, sólo golpee en aquella puerta"._
…Y se retiró.
Viéndolo alejarse me sentí vacía de Mí misma. Un frío recorrió mi cuerpo y un pensamiento cruzó como una ráfaga en mi memoria:
_"Dios nos dio el libre albedrío para elegir, no puede influir en el accionar ni sentimiento de las personas"_

Ni siquiera Dios, asenté.
Sentí como si mi fuerza interior me abandonara. Mi corazón no soportó y comenzaron a brotar las lágrimas. Permanecí allí empequeñecida a llorar quedamente.


En Tu corazón, Tu vida, ¿existe un mínimo espacio que lleve mi nombre; NO lo necesites y me puedas devolver o prestar…,
Aunque solo sea, ¡por caridad!?

Si no me necesitas, quiero recuperar mi identidad.